Toda franquicia tiene un comienzo. Una empresa que decide que quiere crecer y expandirse (a nivel local, nacional, internacional) y que piensa que la mejor forma de hacerlo es a través de su propio modelo de franquicia.
Sin embargo no todos los modelos de negocio son “aptos” para la franquicia, y antes de considerar la puesta en marcha de esta expansión deberíamos tener en cuenta losfactores de los que se hacen eco en Entrepreneur
¿Está funcionando?
El más obvio de los requisitos es determinar si nuestro modelo de negocio está funcionando, saber si realmente tenemos una empresa fuerte.
Es cierto que no existe ninguna ley que vaya a garantizar el éxito de nuestra marca, pero existen una serie de consideraciones prácticas que deberíamos tener en cuenta si nuestro objetivo es tener la credibilidad necesaria como para iniciarnos en el negocio de la franquicia.
Y es que sobre todo, deberemos ser capaces de demostrar a nuestros “futuros franquiciados” que el negocio funciona, que hay una demanda real de lo que estamos ofreciendo, que nuestro modelo de negocio es lo suficientemente fuerte como para retener a los clientes.
¿Podemos venderlo?
Además de ser una empresa que “funciona”, nuestro negocio debe resultar lo suficientemente atractivo para nuestros potenciales franquiciados.
Aunque es difícil determinar (sobre todo al principio) cuánto dinero pueden obtener a cambio de su inversión, factores como credibilidad, exclusividad, originalidad son clave a la hora de vender un negocio atractivo.
¿Podemos replicarlo?
Una de las claves para que una franquicia funcione, es que el negocio sea fácil de replicar. Si nuestro modelo de negocio solo funciona porque nuestro establecimiento está enclavado en un lugar privilegiado, porque nuestro comercial es un hacha, o porque le dedicamos 80 horas semanales, probablemente no seamos capaces de triunfar basándonos en un modelo de franquicia.
El concepto para nuestra franquicia debería ser relativamente simple de gestionar, de forma que pudiese funcionar en una gran variedad de mercados. Es cierto que nuestros potenciales franquiciados pueden (y deben) aportar sus competencias para que el negocio funcione, pero el core del mismo, su base, debería poder llevarse a cabo casi con los ojos cerrados.
¿Podemos garantizar a nuestro franquiciado un buen ROI?
Nuestro futuro franquiciado espera de nosotros que le garanticemos un retorno de la inversión adecuado, tanto por el tiempo que va a dedicar al negocio como por el capital que apuesta por nuestra franquicia.
Si el ROI de nuestra empresa no está claro desde el principio, difícilmente vamos a atraer a socios que apuesten por nosotros.
¿Estamos dispuestos a implicarnos?
La mayor parte del éxito de una franquicia se basa en las relación que mantengamos con nuestros franquiciados. Aquellos que suelen triunfar son aquellos que realmente se preocupan por que a sus franquiciados les vayan bien las cosas, que siempre están dispuestos a echar una mano cuando se les necesita y que no temen a implicarse cuando surgen problemas.
¿Tenemos el capital necesario?
Aunque la fórmula de la franquicia representa un modelo low-cost de expansión, esto no quiere decir que no tenga ningún coste en absoluto.
El franquiciador necesita contar con los recursos económicos necesarios para desarrollar todos los documentos legales necesarios, impartir los cursos y manuales de formación, implantar una nueva estrategia de marketing, etc.
Si creemos que cumplimos con todos estos factores, quizás estemos preparados para iniciar nuestra propia franquicia, pero si no… a lo mejor deberíamos pensarlo un poco más.
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